No, es
inútil, tú no eres Napoleón Bonaparte ni el rey Cirilo de Inglaterra, tú eres
carne de catequesis, carne de prostíbulo, carne de cañón, tú eres el soldado
desconocido, el hombre a quien no le brilla una estrellita en la frente, los
hombres que son carne de horca suelen tener más aplomo, la historia da mucha
confianza, tú estás entre el público -en la catequesis, en la ramería, en el
frente- y aunque a veces te crees el eje del mundo, no saldrás nunca a cuerpo
limpio por encima o delante de los otros catecúmenos, de los otros
frecuentadores de mujeres públicas, de los otros soldados, nadie se fijará en
ti jamás pero no debes lamentarlo cada cual llega hasta donde puede y los demás
le dejan y a ti se te permite vivir, ¿te parece poco?, y aprender la doctrina e
ir con mujeres y hacer la instrucción, y también recapitular, sobre todo
recapitular.
Camilo José
cela. San Camilo. 1936
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